Performance audiovisual
Vivimos en una ciudad. Eso implica la existencia de edificios. Los edificios tapan el sol. Los edificios son construídos por humanos. Los humanos pueden ser jefes o trabajadores. Los jefes manejan inmobiliarias. Las inmobiliarias manejan dinero. El dinero ejerce poder. El poder destruye al mundo. El mundo está compuesto por ruinas. Ruinas nuevas. Ruinas viejas. Ruinas que determinan la existencia de algo. Ruinas cuyo origen se desconoce. Los edificios se derrumban para construir nuevos edificios. Y así sucesivamente. Estamos en un momento histórico donde las ciudades no pueden detener la construcción de nuevos inmuebles. La huella de lo abandonado es rápidamente reemplazada por viviendas de plástico gris. La naturaleza es absorbida rápidamente. En este proyecto queremos focalizarnos en las estructuras que dominan nuestra visión y las estructuras que no vemos, pero que sabemos que existen. La generación de imágenes en vivo presentará dos universos: una aldea de edificios que se derrumban para transformarse en ruinas. ¿Cómo es ese derrumbe? Mediante la intervención digital y la manipulación de imágenes en vivo, la destrucción de esas estructuras será mediante formas y líneas y explosiones abstractas, guíadas por la música en vivo. La intención del proyecto es presentar una serie de estructuras reconocibles para que, lentamente, la música las vaya destruyendo. La partitura de video empieza en el Universo, lejos de toda idea física de una estructura, y mientras la música va avanzando, se van generando edificios, intercalados por formas asimétricas que conducen hacia el derrumbe y la creación de nuevas ruinas. ¿Las nuevas construcciones son las ruinas del futuro? ¿La ciudad es una ruina? Nada es seguro, más que estamos en una transición geográfica artifical inevitable.